Facundo Chavez

Sobre mí y lo que me inspira

Nací en Misiones, una provincia de tierra roja y cataratas al noreste de Argentina. Durante mi infancia, las mudanzas fueron constantes debido al trabajo de mis padres, pero a pesar de las dificultades, esta experiencia me enseñó a relacionarme con nuevas personas y adaptarme a las circunstancias. Además, hubo tres pasiones que me acompañaron siempre pese a tantos cambios: el dibujo, los videojuegos y escribir cuentos de terror.

A los catorce, cuando tuve mi primera PC, me di cuenta de que los videojuegos eran más que un simple hobby: eran una fuente infinita de inspiración visual y narrativa. También descubrí lo que significaba tener una “experiencia de usuario digital” al interactuar por primera vez con los distintos programas de Windows. Fue entonces cuando conocí Windows XP Tour: un asistente interactivo que mostraba las distintas funciones del sistema. Recuerdo que, por puro deporte, pasé horas recreando los menús, botones y transiciones del asistente utilizando PowerPoint; esa sería, sin saberlo, mi primera vez prototipando una interfaz.

Al terminar la secundaria, aunque mi plan inicial había sido estudiar arquitectura, las condiciones económicas me llevaron a elegir ingeniería civil. Pero nunca me arrepentí de esa decisión: esta carrera me enseñó a adaptarme a distintos problemas, me entrenó en reconocer variables y ejercitó en mí la habilidad de idear un camino a la solución sin importar el escenario. Mientras tanto, mi pasión por el diseño permanecía intacta, y la canalizaba creando flyers y logotipos para mis amigos.

Una vez recibido, y ya trabajando como ingeniero en la construcción de edificios, mi pasión por el diseño y la comunicación hizo de las suyas y creé un canal de YouTube para hablar sobre marcas gráficas. El objetivo era simple: explicar cómo nacían mis ideas —mostrando bocetos e incluso propuestas descartadas— y cómo lograba llegar a la solución final. Mientras tanto, explotaba mi entusiasmo por la literatura escribiendo los guiones de mis videos. Al comienzo costó conseguir suscriptores, pero después de un tiempo el canal creció y personas de todo el mundo comenzaron a pedirme trabajos, al punto que pude dejar la construcción para dedicarme al diseño y a la creación de contenido a tiempo completo.

Por aquel entonces, algo importante fue descubrir Foroalfa: un canal que también abordaba el tema de las marcas gráficas, pero con un enfoque mucho más pragmático que conectaba muy bien con mi mentalidad de ingeniero. Verás, los diseñadores muchas veces justifican sus diseños afirmando que mediante formas y colores se logra transmitir valores o mensajes. Pero de esta manera se le pide demasiado a los signos marcarios, esperando que sean una especie de resumen de la historia que la marca quiere contar. La realidad es mucho menos ensoñadora, aunque más lógica y satisfactoria de lo esperado: cuando una persona interactúa con tu producto o servicio, es en ese momento que tu marca gráfica está presente (en un packaging, en una página web, donde sea) y la misma se va impregnando de esa experiencia (va acumulando “capital marcario”). Finalmente, cuando el usuario encuentra la marca en cualquier otro sitio, se produce el efecto deseado: hay una evocación de los significados previamente asignados que viajan desde la marca hasta la persona.

Entender lo anterior revolucionó mi cabeza. Aunque se me daba bien contar historias y convencer a mis clientes, tener que hacer siempre esos malabares era algo demasiado demandante. Ahora podía enfocarme en solucionar problemas prestando atención a cosas más tangibles: ¿la marca se estaba leyendo bien a la distancia y en el tamaño que debía ser leída?, ¿su color servía para diferenciarse de la competencia?, ¿realmente convenía diferenciarse o más bien adosarse a la competencia? Estos aspectos son solo algunos de los llamados “parámetros de rendimiento marcario”, una serie exigencias que sí se puede tener sobre la marca sin pedirle de más, y es indispensable despojarse de ciertos mitos para no descuidar ninguno y vincularlos adecuadamente a una estrategia de marca.

Poco después de comenzar a hacer videos, incursioné también en el mundo de las startups, pues tenía cierta idea que quería materializar en una aplicación. Tomé así un curso en una incubadora, donde aprendí metodologías ágiles y técnicas de lean startup. Fue entonces cuando desarrollé mi primer prototipo en Adobe XD, ya que necesitaba tener algo para mostrar y convencer a desarrolladores que quisieran unirse. Si bien conseguí conformar un equipo, el proyecto no se concretó por ser demasiado ambicioso. Aún así, me quedó muchísimo de esa experiencia, aunque también cierta espina de no saber desarrollar y no poder llevar adelante proyectos de una forma más autónoma.

En 2019, decidí comenzar con el stack clásico de HTML, CSS y JavaScript, y rápidamente me sentí a gusto. A diferencia de la monotonía de dirigir la construcción de un edificio, este era un terreno fértil para la creación, similar al diseño de marcas, pero mucho más desafiante. Un año después descubriría React, que pronto se convirtió en mi tecnología favorita. Con todo esto, y ya con una cartera de clientes de marcas gráficas, comencé a dedicarme cada vez más al desarrollo web, aprovechando mi experiencia como diseñador y escritor para crear sitios de alto impacto y conversión.

En 2022 descubrí a The Website Architect, un canal de YouTube que sería el equivalente a Foroalfa pero aplicado al diseño web. La premisa es la misma: la creatividad por sí misma no basta, y es necesario tener una visión práctica y orientada a resolver problemas para crear páginas eficientes. Recuerdo una gran una frase de este canal que llamó mucho mi atención: “Las animaciones al hacer scroll dificultan el acceso a la información, sacrificando demasiada UX en pos de la UI”. Fue como si algo hiciera click en mi cabeza y me obligara a escuchar.

En los últimos años, más allá del diseño y el desarrollo web, me adentré en la creación de aplicaciones más ambiciosas. Así nacieron Petpath, Gradient Border y otras apps que puedes ver en este portafolio. Cuando de proyectos propios se trata, me tomo muy en serio la decisión de comenzar uno nuevo y me guío por cuatro principios clave para determinar si realmente vale la pena. El mismo debe ser:

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Actualmente estoy desarrollando whatMLmodel, una aplicación que utiliza inteligencia artificial para recomendar modelos de machine learning. En esa misma línea, estoy muy interesado en estudiar un máster en machine learning e inteligencia artificial, algo que se ha convertido en una de mis prioridades a mediano plazo. Mi objetivo es poder convertir todo ese conocimiento en features de aplicaciones innovadoras y en procesos de desarrollo más eficientes.

A continuación, me gustaría compartir algunos videos de youtubers que me han inspirado a lo largo de mi carrera y que resumen muy bien mi visión sobre el mundo del diseño y el desarrollo web: